Cierto día un Viajero tuvo que contrato los servicios de un Arriero y de su Asno para así poder transportar mercadería por el desierto. viendo que el día estaba sumamente caluroso, y el sol muy brillando con mucha energía y sin ningún oasis ahí para aplacar la sed, el se dispuso descansar y buscar un refugio de tan fuerte que era el calor se refugió sobre la sombra del asno, como la sombra del asno solamente permitía proteger a una persona, esto origino una gran discrepancia muy violenta luego que el dueño del animal lo empujaría con tanta violencia para hacerse sitio, porque tanto el Viajero como el dueño del Asno reclamaban dicha sombra. - Yo te arrende el asno para llevar tu carga. Le dijo dueño del asno. - Pero si quieres también disfrutar de su sombra, necesitamos hacer un nuevo contrato. En tanto que el viajero afirmó que con el alquiler del asno, se había alquilado también su sombra. ...
Diario de una pequeña escritora