Dicen por ahí que recordar es
vivir, yo digo que esto es cierto, cada
vez que llega a mi memoria esos buenos
recuerdos de los que no quieres que se esfumen, que quieres quedarte paralizado
en el tiempo, en donde puedas volver a sentir aquellas emociones y sensaciones
que nos hacen sentir de nuevo vivos. Tengo un recuerdo muy especial que nunca
podré borrar de mi mente; era mi cumpleaños, un día como cualquier otro, pero
yo me sentía muy especial, fueron pasando las horas en el día, la misma rutina
de siempre, pero con una diferencia mi padre no estaba conmigo, espere y espere
hasta muy tarde, ya de noche y todavía en espera pensé que no iba a llegar
nunca, hasta que de pronto escuche el motor de su carro y salí a su encuentro;
corriendo pude ver que se acercaba a la casa y cuando me vio soltó lo que tenía
entre las manos mientras yo me subía en sus brazos, fue un momento único entre él
y yo, un momento que nunca olvidaré, pero tampoco olvidaré una vez que estaba
en el techo de mi casa viendo las estrellas, entre la soledad y el canto de los
arboles en aquella noche cálida, estaba feliz, parecía que el tiempo no se movía
, nunca imaginé que varios años más tarde estaría en un lugar donde casi no hay
tranquilidad y mucho menos salen las estrellas. Me siento tan bien cuando puedo
reencontrarme con la naturaleza, mirar al cielo y pensar en lo hermoso que es
Dios, en lo bueno que es con todos nosotros. Hay recuerdos que me lo invento,
muchos de los cuales pueden ser mezclado con otros recuerdos que a veces ni
estoy segura de que en verdad lo viví, a veces pienso que me lo soñé. Soy
feliz, mis recuerdos son solo parte de mi pasado los utilizo para aprender de
aquellos errores que cometí, trato de vivir al máximo, claro está sin excederme, me encanta apreciar la hermosa
naturaleza, aquellas imágenes que siempre quisiera recordar, imágenes dulces
que pocos aprecian como el movimiento de las hojas en los árboles, el color de
las flores, entre otros detalles que
otros dejan de percibir. Es tan relajante poder meditar en medio de lo simple
de la vida, nos llena de una paz y felicidad en nuestro interior que se nos
hace difícil describir.
-La felicidad no se compra. Tampoco se deriva de un proceso lógico o matemático de sumar tus logros, tus bienes, tus relaciones o tu posición en la sociedad. - La felicidad se siente, no se piensa. -Cuando uno se equivoca, o cuando las cosas no nos salen bien, uno no tiene por qué sentirse inútil, tonto o culpable. Uno debe entender su error, aprender del error y buscar otras alternativas sin dudar de su autoestima. -Todo lo que retienes se mantiene. A todo lo que te aferras, te esclaviza. -A medida que tomes más conciencia de tus conductas, tendrás una mayor capacidad de mejorar. -Cuando una persona está en una cueva subterránea y no encuentra la salida, se desanima y desiste de intentarlo. Pero si en su búsqueda escarba y encuentra un mínimo haz de luz. -El verdadero objetivo de la empresa es ofrecer un entorno que te permita, tanto a ti como a tu personal, realizarse, crecer, aprender, desarrollarse. -La rentabilidad y el dinero son un medio y no el fin en
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